domingo, 15 de noviembre de 2015

Copacabana – Tiahuanaco – La Paz(Bolivia, 2014)

Tiempo: 1 día
Presupuesto: 316 (64 dólares aprox.)
Transporte: 37 bolivianos
Entrada a museo y guía: 207 bolivianos
Desayuno y almuerzo: 72 bolivianos

Regresar a un sitio para luego volver a retomar ese camino quizá no tenga mucha lógica, pero en Bolivia a veces a uno solo le queda aceptar que las cosas suelen romper la lógica. Eso me pasó cuando quise ir de Copacabana a Tiahuanaco sin tener que regresar a La Paz o a El Alto (que resulta casi lo mismo en cuestión de logística). Al ver el mapa, no tenía sentido, pero, tras consultar en bitácoras en línea, la escasa información de las líneas de bus bolivianas que existe en Internet, en el hostal y los pasajeros del bus, concluí que el punto de partida para varios lugares es El Alto, y Tiahuanaco no es la excepción. 


Por lo que, tanto si deseaba llegar a este sitio desde La Paz (a 76 km) o desde Copacabana (a 176 km) debía llegar a El Alto, ubicado a unos 10 km (media hora en buseta) de La Paz. (Tras analizar el mapa consideré una ruta por Desaguadero pero no me la aconsejaron pues al parecer implica pasar la frontera con Perú y luego volver a Bolivia. Y tengo entendido que un día al mes es posible llegar a las ruinas en tren pero no pude probar esa opción).


Los buses desde Copacabana hacia La Paz salen desde la Plaza Sucre, ubicada en la intersección de las calles Bolívar y 6 de Agosto. A las 8 de la mañana pude tomar tranquilamente un bus de flota (había desayunado contundentemente por 27 bolivianos). El pasaje costó de 20 bolivianos (más dos del bote para cruzar el estrecho de Tiquina). El viaje toma cerca de tres horas. Al subir es importante avisarle al chofer que uno se quiere bajar en el lugar de donde salen los micros (furgonetas) hacia Tiahuanaco. No está demás pedir a mitad del trayecto a algún pasajero que nos indique también dónde bajarnos (pues el chofer puede cerrar la puerta de la cabina y olvidarse de anunciar la parada).
En el trayecto entre Copacabana y El Alto se puede admirar cómo el agua y la tierra se coquetean y serpentean en los alrededores del Lago Titicaca, en medio de las terrazas de cultivo que los incas construyeron hace siglos.
Me bajé en un sector que se llamaba algo parecido a Chacaltán (no he logrado confirmar su ubicación exacta en el mapa). Desde allí el trayecto hasta Tiahuanaco lo hice en micro. Las micros en Bolivia no tienen una parada muy formal. Son más bien grupos de carros que se amontonan en distintos sitios a los lados de la carretera. Preguntando uno descubre a qué grupo de micros debe dirigirse. Los choferes hacen de voceadores y anuncian su destino. Es preferible tomar una micro que vaya por la Ruta 1 pues esta pasa por el sitio arqueológico antes de llegar al pueblo de Tiahuanaco, de lo contrario se debe caminar un kilómetro desde el pueblo (cuya iglesia merece una visita por su fachada en piedra) hasta el sitio arqueológico.




El recorrido (56 km) hasta Tiahuananco toma casi una hora y el boleto vale 7 bolivianos. Durante el viaje es posible admirar el altiplano con sus nevados. Ahora, viajar en micro es distinto a viajar en bus, de flota incluso diferente a ir en la buseta que va del aeropuerto de El Alto a La Paz. En primer lugar, la micro no sale hasta que no esté llena, así que no hay horario de salida y uno debe esperar a que el chofer recolecte a todos los pasajeros. Si tiene una mochila grande es posible que uno deba esperar a que todos se suban para poder sentarse, pues el puesto que le asignarán (para que no estorbe al resto) será en la puerta. No se sorprenda si, estando ya dentro, alguien le pregunta si la micro va a Tiahuanaco y más gente se sube. (En mi experiencia, durante el trayecto, si a uno le toca en uno de los puestos de adelante, es posible que deba transmitir al chofer las paradas solicitadas por los pasajeros de atrás, posiblemente dichas en aymara, en incluso recibir el pago del pasaje y pasarlo al chofer).
El ingreso al sitio arqueológico cuesta 80 bolivianos y el cancel para la mochila 2 bolivianos. Este sitio web y su guía descargable me ayudaron mucho a planificar mi visita. Con todo, dado que la arqueología requiere interpretación, me pareció muy útil contratar los servicios de un guía local por 125 bolivianos (divisibles para las 4-5 personas que pueden conformar el grupo).  


El horario de visita va de las 9:00 a las 17:00, pero el sitio se puede visitar tranquilamente en un par de horas. Tiahuanaco es un sitio arqueológico reconocido por la Unesco. Su visita vale la pena para entender lo maravillosa que puede ser la piedra como material para la construcción y el arte, aunque el efecto puede neutralizarse si antes se conoció Machu Picchu.






Es interesante ver las grandes terrazas construidas con inmensos bloques, los museos con las piezas encontradas, los micrófonos tallados en piedra (que funcionan sin electricidad alguna), el sistema de manejo de agua, las caras talladas (que según el guía representan a cada etnia que formaba la cultura), los monolitos (el más grande de 7 metros), la Puerta de Sol (de 13 toneladas)…






No se debe perder una visita a Puma Punku (a 500 metros), un sitio que, según el guía, era donde se tallaban los adornos para los templos de Tiahuanaco. Allí se puede ver la precisión con que se tallaba la piedra.


Para ir a La Paz se debe ir al pueblo de Tiahuanaco. En el pueblo de Tiahuanaco pude almorzar un menú completo (sopa, segundo, bebida y postre) por 45 bolivianos. La micro hasta El Alto cuesta 6 bolivianos (a las 16:00 tomé una sin problema). De ahí tomé otro micro hasta la estación de buses de La Paz, por 1,50 bolivianos.

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